Zacarías Mejía Huamán es una mujer de 54 años que sonríe cuando teje chompas, frazadas y ponchos, pues ama diseñar estas prendas coloridas a través de una técnica de 2000 años de antigüedad. Ella heredó el arte del tejido de Qallwa o telar de cintura, una práctica que desempeñaban con gran destreza las mujeres desde los andes precolombinos y que en la actualidad es considerada como Patrimonio Cultural de la Nación.
La sofisticada técnica de creación textil se hereda de generación en generación. Zacarías tiene sordera pero no le impidió aprender el tejido de Qallwa. Su querida tía Gloria le enseñó a escoger las fibras de lana o algodón, a dominar las técnicas para entrecruzar correctamente el conjunto de hilos que van en sentido vertical y horizontal del telar.
“La Qallwa es un instrumento a base de listones de madera que sujetan los hilos de colores. La base del telar lo sostengo en mi cintura y el otro extremo está colgado en el muro de mi casa”, comenta Zacarías mientras avanza el tejido con la ayuda de un tablón y una pequeña madera en forma de pico que le permite entrecruzar los hilos hasta crear las figuras que guarda en su memoria.
La tejedora de 54 años vive en el caserío Huilcate 3, ubicado en el centro poblado de Huangamarca, en Bambamarca, Cajamarca. Ella y su hermana María son personas sordas y usuarias del programa Contigo, del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), el cual entrega una pensión a los ciudadanos con discapacidad severa en situación de pobreza.
“Yo no escuchaba a mi tía Gloria cuando me explicaba porque soy una persona sorda; pero entendía el movimiento de sus manos, los gestos en su rostro y podía leer algunas palabras que ella decía. Poco a poco aprendí a tejer, primero viéndola a ella y luego practicando hasta que un día me vi en mi propio telar”.
Hoy la usuaria de Contigo es una experta tejedora y reconoce el valor cultural de cada una de las piezas que elabora. El dinero de la pensión la ayudó a mejorar su pequeño emprendimiento. Con el pago de la subvención compró sus madejas de hilos y con estos, ella crea hermosas alforjas, frazadas, ponchos, colchas y cobertores.
La tejedora de 54 años también integra el Piloto Aprendo Contigo que desarrolla el programa social del Midis en Bambamarca (Cajamarca), a fin de que los usuarios conozcan y ejerzan sus derechos y sean reconocidos en su hogar y su comunidad.
“Zacarías es inspiración y un ejemplo para todas las mujeres, ella nunca se limitó a la hora de aprender y crear a través del tejido Qallwa. En sus horas libres también ordeña sus vacas y se encarga de la crianza de animales menores”, narra Johan Bautista, facilitador del Programa Contigo. Él la visita todos los meses para conocer los avances de la usuaria para cumplir con su Plan de Inclusión Familiar, un instrumento donde las personas con discapacidad plasman sus sueños y establecen las metas que trabajarán durante un año.
En el calor de su hogar, también recibió sesiones educativas sobre prácticas saludables; charlas sobre no discriminación, reconocimiento de sus derechos, entre otros temas.
“El Programa Contigo me enseñó que cada persona tiene un valor y yo me siento orgullosa de seguir la tradición del hogar, de preservar un arte que tiene más de 2000 años de antigüedad”, explica Zacarías.